El principal motivo por el cual se realiza un blanqueamiento dental es aclarar el tono de las piezas dentarias. Con el paso del tiempo, la alimentación y otros hábitos, como el tabaco o el alcohol, el color de nuestros dientes puede verse oscurecido.
Es importante tener una buena higiene dental, tanto en casa con nuestro cepillado habitual unas 3 veces al día, enjuagues y seda dental una vez al día, preferiblemente en la noche, como con una limpieza bucal en clínica, al menos una vez al año.
En esta limpieza eliminamos la placa o el cálculo que hay a nivel supragingival por medio del ultrasonido. Después de la primera cita, se realiza una revisión para valorar el estado de las encías después de la limpieza, y se procede a realizar una sesión, en ese mismo día, con el aeropulidor, un spray de agua a presión y polvo de bicarbonato que da a los dientes un aspecto estético más blanco.
El blanqueamiento dental se basa en el uso de peróxido de carbamida y peróxido de hidrógeno, los comúnmente conocidos agentes blanqueadores. Se aplica en el diente en formato gel, si se realiza en clínica, o acompañado por unas férulas si se hace en casa.
Estos geles actúan abriendo el poro del esmalte para que los activos del producto entren en la dentina, provocando la descomposición de los compuestos orgánicos atrapados en ella en pequeñas partículas que reflejan mejor la luz y, como consecuencia, aclaran el tono de los dientes.
El uso de este tipo del gel puede producir un aumento de la sensibilidad durante el tratamiento. Este efecto se puede contrarrestar con pastas de dientes desensibilizantes. Es importante seguir una dieta blanca, exenta de alimentos que contengan pigmentos para obtener un resultado óptimo del blanqueamiento.
Los beneficios de un blanqueamiento dental profesional:
Realza la belleza de tu sonrisa, proporciona un aspecto saludable y radiante a tus dientes.
Rejuvenece el aspecto facial.
Es sencillo, rápido e indoloro.
No daña el esmalte.
Es muy importante realizar un estudio previo bucodental en el que se analiza y diseña el tratamiento adecuado para cada paciente.
En dicho estudio se tiene cuenta el tipo de esmalte, la sensibilidad y el resultado que se quiere conseguir con el tratamiento.
