¿Se deben de tratar los problemas de ansiedad y depresión?
En la sociedad que nos rodea es común tener problemas de ansiedad y depresión, es mucho más frecuente que hace años escuchar la expresión “estoy deprimido” o, “tengo ansiedad”. Acudir al especialista en Salud Mental ya no supone e tabú o la vergüenza por la cual los pacientes lo ocultaban y, afortunadamente, se ha normalizado el acceso a los servicios de Psiquiatría y Psicología que permiten tratar estas dolencias. Sin embargo ¿de qué hablamos cuando decimos estar ansiosos o deprimidos? ¿es grave? ¿hasta qué punto hay que tratarlo? ¿a quién acudir si así lo decidimos? Vamos a hablar y diferenciar conceptos como depresión o ansiedad, aunque a veces vayan de la mano.
Problemas de ansiedad
La ansiedad es un proceso en el cual nuestro organismo responde ante determinados estímulos de un modo excesivo, mostrándose hiperalerta. Supone que nuestra mente y nuestro cuerpo reconocen como peligrosos estímulos que, en realidad, no lo son ni lo habían sido antes para nosotros.
Se puede manifestar de muchas formas: síntomas cardiacos (palpitaciones, dolor de pecho), neurológicos (cefaleas, vértigos, dolores musculares), digestivos (diarreas, dolor estomacal) etcétera. Generalmente se acude al especialista correspondiente, que realiza distintas exploraciones. Pero ninguna prueba diagnóstica es concluyente ni aparece un diagnóstico “orgánico” claro, lo que lleva a pensar entonces que es la propia angustia la que está afectando a nuestro cuerpo y generando sintomatología somática.
En ocasiones hay un desencadenante (problemas personales, estrés laboral o familiar) que la origina, pero en muchos casos aparece de modo espontáneo y es preocupante cuando limita la funcionalidad de las personas. Evaluar su intensidad y duración permite establecer la necesidad o no de tratamiento (bien sea farmacológico o psicoterapia). Pero sin duda acudir a Salud Mental para diagnosticarlo es esencial si se quiere volver al estado basal y continuar disfrutando de nuestra vida.
Problemas de depresión
La depresión es un cuadro frecuente en el mundo actual y una de las causas más habituales de malestar personal. Supone una importante bajada de energía, por la cual la capacidad de disfrute se reduce al mínimo, la apatía suele invadir al individuo y se acumulan los sentimientos de tristeza y soledad, impidiendo realizar el día a día.
No es simplemente un bajón anímico puntual ni la presencia de altibajos afectivos que todos podemos sufrir en algún momento de nuestras vidas, va más allá, tanto en duración como en intensidad. Puede ir acompañada de ansiedad, falta de apetito e insomnio.
En el momento en que esto sucede, la persona con depresión se va aislando, no encuentra consuelo en nada ni nadie a su alrededor e incluso puede llegar a pensar en la muerte como una buena salida a su situación. Muchas veces, como ocurre con la ansiedad, no hay un desencadenante (problemas familiar, laboral, personal..) que lo provoque, lo que lleva al enfermo a cuestionarse aún más su propio estado y, por tato, a empeorar anímicamente.
A veces los más cercanos no saben cómo enfrentarse a ello y de forma ingenua le hablan al enfermo de que tiene que poner de su parte, o creen que es cuestión de fuerza de voluntad, lo que origina en el paciente aún más culpa y sufrimiento, por lo que el asesoramiento familiar es necesario siempre. El tratamiento con diversas terapias (farmacológica, psicológica, y neurofisiológica) mejora el cuadro y busca hacerlo desaparecer para que la persona recupere su estabilidad emocional. Suele ser un tratamiento largo, de meses, en los que el paciente gradualmente se va recuperando.
Por tanto, reconocer cuanto antes los problemas de ansiedad y depresión en uno mismo o en alguien cercano es la mejor forma de empezar a tratarse y recuperar la vida que uno tenía previamente.
Si desea puede coger cita con nuestro especialista en psiquiatría el Dr. Ruberte.