Hoy, 11 de abril, se celebra el día mundial de la enfermedad de Parkinson. Los medios darán todo tipo de información, como todos los años, sobre sus causas, cuáles son los tratamientos más modernos, qué esperanzas ofrece la investigación.
Prestemos más atención a la enfermedad de Parkinson en los mayores
A mí me llama la atención el frecuente – afortunadamente no universal – olvido de los pacientes mayores en esta enfermedad. Esto es muy evidente en el acceso a la investigación o los tratamientos. La edad media de los pacientes que entran en los estudios es unos 10 años más baja que la edad de los pacientes reales. Aunque la frecuencia de la enfermedad aumenta con la edad, los mayores de 75 años rara vez tienen acceso a los tratamientos invasivos (como la estimulación profunda) que se ofrecen a pacientes más jóvenes. Muchos pacientes muy mayores con Parkinson no son seguidos en unidades especializadas de esta enfermedad.
Sin embargo, sabemos que la enfermedad es más grave y cursa más rápido cuanto más tarde aparece. Y cuando el paciente que sufre de Parkinson empeora y llega a las fases finales de la enfermedad, las más invalidantes, suele coincidir con que se ha hecho mayor, y tiene también otras enfermedades asociadas a la edad, que se escapan del alcance de la pericia del neurólogo que le ha cuidado durante muchos años. Sólo recientemente se van entendiendo las peculiaridades y especiales necesidades de los cuidados paliativos del paciente con Parkinson respecto a los que tienen otras enfermedades neurodegenerativas.
Creo que hoy, día mundial del Parkinson, hay que hacer una llamada a mejorar esta situación. Los pacientes en quienes la enfermedad aparece más tarde tienen que ser atendidos por equipos expertos, que incorporen a otros especialistas que atiendan los demás problemas médicos. Deben recibir rehabilitación precozmente, ya que su riesgo de invalidez es mayor. Se beneficiarán de la participación de un farmacéutico y un dietista que ayuden a que la medicación sea lo más eficaz y menos dañina posible en sus efectos secundarios, interacciones con otros medicamentos y con los alimentos.
Tienen derecho a disponer del soporte humano e instrumental necesario para conservar la autonomía el máximo tiempo posible. Y a que se les explique el curso de la enfermedad de forma clara para que puedan tomar decisiones informadas sobre sus voluntades cuando la enfermedad avance. Y es imprescindible que sean incluidos de inmediato en los estudios que investigan los tratamientos del futuro. No en un segundo momento, sino en primera línea.
A mi juicio, queda aún mucho camino por hacer en la atención a las personas mayores con enfermedad de Parkinson.
Dr. Alfonso Cruz Jentoft
Geriatría MipSalud.